Desde la Federación de Vida Independiente (FEVI) deseamos sumarnos a la llamada de atención implícita en esta conmemoración conscientes de que la violencia de género se ejerce a diario, desde todos los ámbitos y estructuras sociales y morales.

Nosotras denunciamos que la violencia de género es ejercida sobre las excluidas dentro de los excluidos, las mujeres con diversidad funcional.

Las mujeres con diversidad funcional hemos quedado relegadas tanto de las políticas dirigidas a la erradicación de la discriminación por razón de dis-capacidad como por las que se dirigen a promover la igualdad entre hombres y mujeres.

Se sigue reproduciendo la (mala) educación en la negación de nuestro género y de nuestra ciudadanía. Las mujeres somos evaluadas en un eterno infantilismo. Prueba de esto es que en las consultas ginecológicas ni se nos ve, ni se nos espera, si no es para la esterilización sin consentimiento ni conocimiento, porque este se nos ha negado desde el principio.

Las mujeres con diversidad funcional se convierten así en seres debilitados, fácilmente abordables, manipulables y gobernables, no por su limitación, sino por no poder ejercitar sus derechos, impidiéndoles la posibilidad de gestionar sus propias vidas. De ahí que en aquellos lugares donde ese desequilibro de fuerzas es más rotundo y evidente, como son las instituciones residenciales, las familias con relaciones deterioradas, en desequilibrio, etc., sea también donde el porcentaje de abusos y actos violentos es mayor. Cuanto más desposeídas de poder, más proclives a sufrir violencia y maltrato a lo largo de sus vidas.

Esta privación del saber que se es persona y mujer, propicia la indefensión y vulnerabilidad más absoluta, dando lugar a ejemplos que estos días han reflejado los medios de comunicación. Afortunadamente estos han visto la luz. No sabemos cuántos permanecen en la más cruel de las oscuridades.

La violencia no será erradicada en tanto que se entienda como la expresión natural del poder, ya sea dentro del ámbito familiar, el educativo o el institucional. Prevalecerá mientras se sigan cercenando nuestros derechos desde el instante mismo del nacimiento y a medida que mostramos nuestras peculiaridades; será endémica mientras se tolere cualquier atisbo en las instituciones en las que se nos recluye y donde cobra su dimensión más dolorosa, fortalecida por el aislamiento y la exclusión aplicada sobre quien no ha hecho nada que merezca ese aislamiento de por vida. Hasta el peor de los delincuentes puede aguardar por el fin de su condena.

Por todo ello, desde la FEVI reclamamos el derecho de TODAS las mujeres con diversidad funcional a que se garantice su acceso a la información y los servicios disponibles en todas las acciones y políticas aplicables en la evitación y prevención de la violencia ejercida contra la mujer, asegurando su participación y las particularidades que involucra la diversidad funcional.